¿CON O SIN CASCO EN BICI…?

¿Con o sin casco en bici…? Este ha sido el último tema tratado en el programa radiofónico de Onda Cero «Con bici en la onda«:

casco

Este verano saltó la noticia a la prensa: se plateaba la posibilidad de que el casco fuera obligatorio en la bicicleta, no solo en las vías interurbanas como contempla la legislación vigente, sino también en las vías urbanas. Confusión, desencuentros y sobre todo polémica fue lo que generó el anuncio de esta medida. Los periódicos, los medios de comunicación, las redes sociales se llenaron durante semanas de comentarios, opiniones y toda clase de argumentos a favor y en contra del uso del casco en la bici urbana.

ConBici ya publicó en su día su postura. Nosotros desde Cantabria ConBici queremos aportar aquí además nuestra reflexión sobre el tema. Hasta ahora no parece haber estudios rigurosos que hayan podido establecer cuál es la relación entre accidentes en bici y el uso del casco. No se pueden extrapolar datos fiables sobre el número de ciclistas, ni el número de bicicletas, ni de los kilómetros o recorridos. Un solo dato parece ser trágicamente cierto: España es el país europeo con más siniestralidad entre los ciclistas. Somos el país con más ciclistas muertos en vías interurbanas. Parece ser que el casco no ha hecho disminuir la gravedad de las lesiones ni el número de accidentes, lo que no dice mucho a favor de implantar la obligación en su uso.

En las vías urbanas donde el uso del casco no es obligatorio, el uso de la bici ha aumentado mucho en los últimos años y, afortunadamente, el número de accidentes en el que están implicadas las bicis en el entorno urbano, no ha crecido de manera proporcional. Si se analizan las causas de estos accidentes en el entorno urbano, se puede concluir que su causa está principalmente en el excesivo número de coches y las altas velocidades a las que estos circulan dentro del casco urbano.

Tratar de evitar los accidentes en este entorno tendría que tener que ver con políticas de calmado de tráfico y de ordenación y planificación urbana, así como de educación vial y en el desarrollo de ordenanzas y normas que aumenten la seguridad del tráfico en bici. La responsabilidad de poner en marcha esas campañas de pacificación de tráfico y de seguridad vial corresponde a las autoridades, que son los últimos responsables del tráfico en la ciudad.

Imponer el uso del casco obligatorio no resuelve el problema de los accidentes, antes bien tiene efectos negativos. En primer lugar porque traslada la imagen de que la bicicleta es un vehículo inseguro, cosa que no es así de ninguna manera. En segundo lugar porque traslada al ciclista la responsabilidad sobre su seguridad, lo que además de injusto es ilógico: la calle es de todos y en las normas de circulación estamos todos implicados.

Podemos concluir diciendo que el uso del casco no parece tener ningún efecto positivo ni sobre la accidentalidad, ni sobre sus consecuencias, pero con estos planteamientos sobre su obligatoriedad quizás esté funcionando como un elemento disuasorio del uso de la bici. Sabemos porque esa es la experiencia de países europeos con larga tradición en el uso de la bici, que un mayor número de ciclistas en las ciudades aumenta la seguridad de los desplazamientos sobre dos ruedas y postulamos la libertad individual en el uso del casco.

Ana Sobremazas – Fernando Cerecedo

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